Al susurro de los grillos,
al ruido de los autos acelerando en la madrugada,
al largo grito del silencio con quien me vuelvo compañero de cuarto,
componiendo a coro la historia que diez camas vacías podrán escuchar.
El sufrimiento y la confusión reinan sin corona en este paraíso oculto,
la espera por una señal de cariño se mantiene erguida y latente,
los ojos aún no entienden por qué ésta noche no pueden descansar,
la mente aún no logra encontrar una razón
para que el cuerpo entienda porqué sigue despierto en la soledad.
Ésta noche no habrá un suspiro ni una risa,
no habrán palabras ni miradas,
el vacío se adjudicó una plaza abierta
donde antes se encontraban sentimientos de amor, cariño y esperanza.
Esperaré por tu señal de que me extrañas,
mientras abrazo a una almohada desconocida,
dándome aliento para mantenerme despierto,
entre cobijas que piden que la calma llegue,
pero ésta noche no habrá calma hasta escucharte.
Mauricio Bustamante Sáenz
Junio, 2018
al largo grito del silencio con quien me vuelvo compañero de cuarto,
componiendo a coro la historia que diez camas vacías podrán escuchar.
El sufrimiento y la confusión reinan sin corona en este paraíso oculto,
la espera por una señal de cariño se mantiene erguida y latente,
los ojos aún no entienden por qué ésta noche no pueden descansar,
la mente aún no logra encontrar una razón
para que el cuerpo entienda porqué sigue despierto en la soledad.
Ésta noche no habrá un suspiro ni una risa,
no habrán palabras ni miradas,
el vacío se adjudicó una plaza abierta
donde antes se encontraban sentimientos de amor, cariño y esperanza.
Esperaré por tu señal de que me extrañas,
mientras abrazo a una almohada desconocida,
dándome aliento para mantenerme despierto,
entre cobijas que piden que la calma llegue,
pero ésta noche no habrá calma hasta escucharte.
Mauricio Bustamante Sáenz
Junio, 2018
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